Cuántas actividades alrededor de la principal arteria parisina, su Río.
Casi 13 Km de longitud dentro de la ciudad, una profundidad de entre 3,4 y 5,70 m, 200 m entre orillas en su punto más ancho y 30 m en el más estrecho, 37 puentes que incluyen 4 passerelles y 2 puentes ferroviarios.
En sus orillas y muelles se hace de todo, desde actividades de ocio al transporte de mercancias.
Pasear mientras observo a la gente y sus ocupaciones, mirar el trasiego de barcos repletos de mercaderías o de personas es de lo más relajante y, a veces, hasta divertido.
De entre todas esas actividades a que se dedican parisinos y/o turistas hay 2 que me llaman la atención especialmente:
Una, las personas que buscan en esas orillas un lugar tranquilo para satisfacer la manía de leer, cosa que también mi menda haría de vivir allí.
La otra, aprovechar los atardeceres para celebrar (ya que no se puede denominar de otra manera que como una celebración), uno sólo, en pareja, tríos, cuartetos… o grupos de tantos y tantas que no me he parado a contarlos, la fiesta del río (y de los canales): los pique-niques o déjeuneurs sur l’herbe (aunque no siempre sea un almuerzo ni tampoco haya siempre hierba), cosa que procuro hacer algún día de los de mi visita.
Manet lo veía así:
Évocation de Paris 
